Unamuno - Fragmentos

La oración del ateo

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
  • Mais vale o erro em que se crê do que a realidade em que não se crê; pois não é o erro, e sim a mentira, o que mata a alma.

  • Tenta viver em contínua vertigem apaixonada; só os apaixonados levam a cabo obras verdadeiramente duradouras e fecundas.
  • A erudição é, em muitos casos, uma forma mal disfarçada de preguiça intelectual, ou um ópio para adormecer as inquietações íntimas do espírito.

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